ESPECIES
Vivimos una época en la que el término especies, se utiliza constantemente. Es lógico, pues nos preocupa la extinción de las especies y se convierte en un tema recurrente. Leyes y administraciones, técnicos, ecologistas y fundaciones, ONG’s, medios de comunicación y muchas otras personas, en conversaciones privadas o en las redes sociales, suelen hacer alusión a “especies autóctonas”, “especies endémicas”, “especies exóticas”, “especies invasoras”, “especies salvajes” y “animales domésticos” -en este último caso, como si no pertenecieran a ninguna categoría de “especies”, es habitual que se haga referencia a ellos como de “creación” o “fabricación” humana, aunque en realidad todo lo que podemos hacer es seleccionar ciertos caracteres-. También se suele hablar de “híbridos” que son el fruto del cruce de dos especies diferentes. Y de lo que vendría a ser su opuesto: mantener la “pureza de especies”, para que la especie en cuestión no pierda algunos de los caracteres que la identifica