ESPECIES

 

Vivimos una época en la que el término especies, se utiliza constantemente. Es lógico, pues nos preocupa la extinción de las especies y se convierte en un tema recurrente.

Leyes y administraciones, técnicos, ecologistas y fundaciones, ONG’s, medios de comunicación y muchas otras personas, en conversaciones privadas o en las redes sociales, suelen hacer alusión a “especies autóctonas”, “especies endémicas”, “especies exóticas”, “especies invasoras”, “especies salvajes” y “animales domésticos” -en este último caso, como si no pertenecieran a ninguna categoría de “especies”, es habitual que se haga referencia a ellos como de “creación” o “fabricación” humana, aunque en realidad todo lo que podemos hacer es seleccionar ciertos caracteres-. También se suele hablar de “híbridos” que son el fruto del cruce de dos especies diferentes. Y de lo que vendría a ser su opuesto: mantener la “pureza de especies”, para que la especie en cuestión no pierda algunos de los caracteres que la identificaban como tal o adquiera otras nuevos, por cruces con especies hermanas o subespecies.

Todo el mundo entiende intuitivamente qué es una especie, sin necesidad de acudir al diccionario o haber estudiado biología. Lo que vendría a ser “un conjunto de seres con unas características propias que los diferencian de otros conjuntos de seres”.

Pero cuando tenemos un interés por entender qué somos, a la luz de la evolución. Cuando nos interesan características morfológicas y comportamentales de las especies, entender algo de su pasado evolutivo y tratar de imaginarlas en un futuro... En definitiva, saber de dónde venimos, qué somos y hacia dónde vamos… esa definición intuitiva no nos aporta la información suficiente y hay que acudir a la literatura científica y divulgativa. Y ahí descubrimos que no hay una sola definición científica de especie. Si no que, como las susodichas, los conceptos han ido evolucionando y diversificándose a lo largo del tiempo.

Sin embargo, ni las administraciones, ONG’s y fundaciones; ni en su mayor parte los técnicos, naturalistas y amantes de la Naturaleza de una u otra índole, utilizan el concepto de especie teniendo en cuenta el factor tiempo. El cortoplacismo lo inunda todo y nos quedamos en el concepto biológico -que no tiene en cuenta el tiempo-, pasando por alto algunos detalles importantes de la propia definición, y obviando o ignorando el resto de conceptos que ayudarían a completar algunas de nuestras ideas intuitivas y a corregir malinterpretaciones sobre qué es una especie.

Así que, vamos a ver cuáles son las definiciones científicas de los tres conceptos actuales (hay otros, pero ya no se utilizan o son muy marginarles). Empezando por el más extendido, el biológico. Seguiremos con el evolutivo, utilizado en paleontología. Y, por último, el filogenético que a partir de los dos anteriores trata de delimitar las especies de la manera más práctica.

 

Concepto biológico

 

Voy a utilizar la definición de Mayr en 1940 que recoge mi libro (Vida 6ª edición. “La Ciencia de la Biología” de Purves, Sadava, Orians y Heller), pues es la mejor que he encontrado y añade unas puntualizaciones o aclaraciones muy importantes.

 

Las especies son grupos de poblaciones naturales que se cruzan entre sí real o potencialmente y que se hallan reproductivamente separadas de otros grupos similares. (Ernst Mayr 1940)

 

Es decir, podemos encontrar grupos de animales que, por ejemplo, unos viven más al norte y el otros hacia el sur de una zona geográfica cualquiera. Pueden ser más o menos parecidos, esto no es determinante bajo esta definición de especie. Pero únicamente podremos afirmar que estos grupos pertenecen a la misma especie o son especies diferentes, si pueden o no cruzarse entre sí para dar descendencia fértil.

 

Primera puntualización:

 

Las palabras real o potencialmente implican que, aun si algunos miembros de una especie no están en el mismo lugar y por lo tanto no pueden aparearse, no deberían ser ubicados en especies separadas si existen probabilidades de apareamiento en el caso de encontrarse juntos.

 

Segunda puntualización:

 

La palabra natural es una parte importante de la definición porque sólo en la naturaleza el intercambio de genes afecta los procesos evolutivos; el cruzamiento de dos especies diferentes en cautiverio no lo hace. El intercambio genético es la razón principal por la cual las especies son unidades cohesionadas.

 

Y una última consideración importante:

 

La decisión de si dos poblaciones constituyen diferentes especies puede ser difícil porque la especiación suele ser un proceso gradual. Si una barrera divide una población en dos, las poblaciones hijas pueden evolucionar en forma independiente mucho antes de que se vuelvan reproductivamente incompatibles, o pueden volverse reproductivamente incompatibles antes de desarrollar diferencias morfológicas observables.

 

Además de la ausencia del factor tiempo, otro punto débil en el concepto de especie de Mayr, es que no contempla otros tipos de reproducción en los que no es necesario el intercambio sexual. Por ejemplo, las bacterias se reproducen duplicando su genoma y por bipartición, creando copias de sí mismas, pero se van detectando cientos de miles de nuevas especies que hay que clasificar. Los virus se replican utilizando las células de otros organismos, pero también se transforman, evolucionan y aparecen nuevas especies en cortos espacios de tiempo, aunque al ser trozos móviles de material genético y no seres vivos, propiamente dichos, se les suele excluir de la clasificación biológica. Otra forma de reproducción asexual en animales es la partenogénesis. Aunque no se da en mamíferos es bastante común en insectos y también en otros grupos de vertebrados como reptiles y anfibios. Menos común es en peces y raramente en aves como el caso de unos cóndores en el zoo de San Diego (California) *(en zoos se han detectado diversos casos de partenogénesis en animales que se pensaba solo tenían reproducción sexual, es el caso de estos cóndores, de tiburones, cocodrilos y otros. Parece un recurso, antiextinción, a la desesperada en animales que se encuentran desubicados y aislados)

 

Concepto evolutivo

 

Como hemos visto, el concepto biológico no nos sirve si tenemos en cuenta la evolución de las especies, pues solo contempla a grupos de organismos que se pueden cruzar y, por lo tanto, necesariamente deben estar en el mismo espacio de tiempo. 

Una especie A en un tiempo T que ha ido evolucionando hacia una especie A’ en un tiempo T’ desde el punto de vista biológico serían dos especies diferentes ya que al no poder encontrarse en el mismo tiempo y espacio estaría aisladas reproductivamente, pese a que, desde un punto de vista que incorpore el factor tiempo, es una sola especie que ha ido adquiriendo novedades evolutivas.

 

Así, el concepto evolutivo de especie nace por la necesidad de incorporar el tiempo a su definición. Considerando que una especie es un grupo de seres vivos cohesionados por una evolución conjunta y diferenciada de la de otros grupos.

 

 

Una especie evolutiva es una estirpe (secuencia de poblaciones ancestrales-descendientes) que evoluciona separadamente de otras y que tiene un papel y unas tendencias de evolución propios y de carácter unitario. Simpson, 1961

 

La diferencia entre las especies se basa principalmente en las relaciones genealógicas de unos grupos de organismos con otros. De manera que una especie A que va evolucionando, pasando por una A’, hasta una actual A’’, es una sola especie. Esta es la consideración que hacen, por ejemplo, los paleoantropólogos cuando hablan de los 7 millones de años de existencia de nuestra especie, a pesar de que los fósiles de hace 7 millones de años no se corresponden exactamente con nuestra morfología actual. De hecho, la moderna la alcanzamos hará unos pocos cientos de miles de años.

 

El concepto evolutivo de especie tuvo una influencia decisiva en la Sistemática Filogenética cuyo nacimiento se atribuye a Henning en 1966.

 

Concepto filogenético

 

La filogenética es una rama de la biología que se encarga de estudiar la historia ancestro-descendente de los seres vivos y sus relaciones entre diferentes grupos y dentro de los grupos o taxones. Hay varias versiones del concepto filogenético de especie, pero todas aceptan y utilizan los conceptos biológico y evolutivo.

 

Definición de Henning:

 

Grupos de individuos que están interconectados por relaciones genealógicas son llamados especies.

 

Las especies deberían entonces ser definidas como un complejo de comunidades reproductoras espacialmente distribuidas.

 

Definición de Wiley en 1978:

 

Una especie evolutiva es un linaje simple de poblaciones ancestrales-descendientes que mantienen su identidad de otros linajes y que tienen sus propias tendencias evolutivas y destino histórico (Wiley, 1978)

 

La especie, como en el concepto evolutivo, se concibe como un grupo de organismos que evolucionan independientemente de otros grupos, pero añade la “identidad” frente a otros linajes. Esta identidad se mantiene por las relaciones reproductivas entre organismos semejantes, como en el concepto biológico.

 

Destino histórico y subespecies

 

El destino histórico hace referencia al futuro de una especie. Un futuro que no se puede conocer a priori pero que se puede estimar.

 

Cuando una población debilita las relaciones con otras poblaciones de su especie y disminuye el intercambio genético con estas, se consideraría al inicio de un proceso de especiación. El nombrar a una población de una especie como “subespecie” hace referencia a que se ha iniciado ese proceso.

 

Ahora bien, el destino siempre es incierto.

 

- Podría suceder que después de debilitar las relaciones reproductoras las interrumpiera totalmente. Y, en este caso con el tiempo, fuera adquiriendo novedades evolutivas propias, diferenciándose de la especie troncal hasta convertirse en una nueva especie.

 

- También podría suceder que después de debilitar las relaciones con otras poblaciones se produjera un acercamiento y acabara siendo reabsorbida por la especie.

 

- O podría suceder que antes de llegar a ser reabsorbida o de diferenciarse como una nueva especie dicha población desapareciera a causa de un debilitamiento por endogamia, epidemias, destrucción del hábitat, etc.

 

OTRAS DIFICULTADES PARA LA DETERMINACIÓN DE LAS ESPECIES

Dentro de las especies puede haber gran variabilidad como, por ejemplo, entre un inuit, un sueco y un pigmeo de las selvas africanas. Sin embargo solo son variaciones locales de la misma especie. Esta variabilidad externa, por lo tanto, no implica necesariamente una gran variabilidad dentro del genoma de la especie, como es, precisamente, nuestro caso. En cambio, hay especies que tienen gran variabilidad interna a nivel genético y poca a nivel morfológico, como sería el caso de los chimpancés si lo comparamos con el nuestro. Entre especies diferentes también hay lo que se llama “especies gemelas”, muy parecidas externamente pero, relativamente alejadas genéticamente; y también las podemos encontrar “polimórficas” bastante variadas morfológicamente y relativamente cercanas evolutivamente.

 Así que ya podemos imaginar la dificultad que hay en la clasificación de las especies. Los taxónomos que trabajan con fósiles, tienen en cuenta la dentición y diferencias óseas, mientras que los biólogos moleculares utilizan otras técnicas. Por ejemplo, para determinar genéticamente a una especie, primero se realiza la ampliación de una región del genoma de la especie a identificar mediante PCR (sí, como en la prueba lenta de detección de la COVID-19), y se compara con otras secuencias de especies conocidas guardadas en librerías informáticas. La técnica se basa en la diversidad de secuencias en regiones cortas estandarizadas de uno o más loci (lugares que ocupan ciertos genes conocidos) con suficiente variación interespecífica (entre especies) como para reconocer especies cercanas del mismo género, y al mismo tiempo baja variación intraespecífica (dentro de la especie) para poder disminuir la incertidumbre. De manera que esta técnica también podría tener problemas para determinar especies diferentes que son muy similares genéticamente o especies con mucha variabilidad intraespecifica a nivel genético.

 

En el próximo artículo, discutiremos sobre la interpretación más habitual y los errores en los que caemos al no contemplar los cambios a través del tiempo.

 


Referencias

 Vida 6ª edición. “La Ciencia de la Biología” Purves, Sadava, Orians y Heller

http://sea-entomologia.org/PDF/BOLETIN_26/B26-010-105.pdf

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